La mañana post-concurso requiere paciencia para la limpieza de los encarnadores, dada la cantidad de pescadores que hay esa noche en el muelle. Pero como uno es Pescador y tiene el Temple necesario, después de un rato de esmero, todo queda así
El único pescador que se encontraba el morro era Adrián de San Isidro, un socio del Club de Pesca Olivos
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