Ya había estado por la boletería armando su caña, comprando líneas y charlando de pesca. Se vino sola desde Aguas Verdes, adquirió sus camarones y fue al morro. Allí dio cuenta de sendas roncadoras, con gritos de alegría! Ella es la cordobesa Dolores, con sus cabellos mecidos por un furioso viento sur...
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