Por la tarde, las mareas decrecieron para entregarnos estos paisajes disímiles...
Gustavo y Marta, atentos a los avatares de la caña... jaja
Olga, Julio y José
La Brótola opacada de Gustavo Zeus
Finalmente, promediando las 16:40 horas, le pedí a Olga que me deje hacer un tiro con su Hurricane Max. Accedió como siempre y procedí al furibundo encarne con anchoíta y langostino. Luego, obligado tiro para despejar la tanza del 40 y el plomo apenas cayó por detrás de la rompiente. Pasaron diez minutos cuando desde el mismísimo cañero, la vara comenzó a querer salir despedida para jamás volver. Allí se dio una lucha parcializada, dado que la línea venía cruzada con Gustavo, quien me recalcó la posibilidad de su línea mellada en todo el transcurso de la batalla.. jajaja. Finalmente pude reducir lo que a definitivas cuenta resultó la pieza de la tarde: una soberbia y rechoncha brótola, la cual seguramente, abrigada con una salsa de verdeo, decantará en el paladar de quien me permitió el guiño de esa pesca presurizada... Gracias Olgui!
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