Con mediomundo estaban saliendo pocos pero muy grandes camarones. En algún balde había algún cornalote perdido y un socio por allí capturó una suela de zapatilla. Sonrisas que nos dibuja el mar y la pesca.
Ni bien comenzamos a pescar, las primeras rayas se hicieron notar. Germán llevaba dos y yo continuaba congelado en un rincón. De repente tuve un pique eléctrico, violento que no pude clavar y allí se derrumbó una pregunta colectiva... ¿Serán pescadillas? Para responderme cambié la carnada y me incliné por un sandwich de pechuga y anchoíta. En el momento en que le saqué la vista a la puntera por estar concentrado en los malabares de "Gatuzo" (uno de los dos gatos oficiales del muelle, el otro es "Abu García") para subirse al encarnador con miras a comerme la carnada, Germán gritó "Ale, ¡caña!". Con la herramienta en la mano, reconfirmado un toque, pude clavar una minipescadilla de 220 gramos que resultó la primera pieza de la especie de la temporada de invierno, anticipando lo que seguramente explotará en septiembre. Lo relevante es que nos aseguramos que la especie se está alimentando, lo cual es un dato mayor. Después de ésto sucedieron algunos piques fallidos y pudimos sacar más rayas (3 en mi caso).
A las 0 hs emprendimos la retirada, ya había llegado Guille, quien junto a su Mujer se quedaron pescando un rato más.
¿Una lisa?
No, ¡Una suela! jaja
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