Muelle La Lucila del Mar: VARIADA ENTRE AMIGOS

miércoles, 23 de octubre de 2013

VARIADA ENTRE AMIGOS


Eran las 18:40 y hacía mi entrada al muelle. El mensaje a Santiago ya había sido enviado, nos íbamos a encontrar en el morro junto a su padre, para revivir gloriosas batallas costaneriles, chascomunenses y lobenses. Al llegar al morro, la decepción de la bajante se maquillaba con dos varas naranjas. Había poco agua y el banco se leía en una espuma media, cercana para la vista y eterna para los plomos. Mucho tenía que ver el viento noreste; frío, constante y hacedor de trazos orientales. 

 
Mi primer tiro devino en un enganche. Corté la salida, el baitclip, la rebatible. Había que barajar nuevamente. Los rasgos lavanda del cielo decadente me encontraron anudando y tramando la carnada perfecta. Cambié la posición del tiro y probé con pechuga y anchoíta. La aflojada no tardó demasiado, una corvina chica propició el entusiasmo. 

Santiago llegó con Lito y comenzó el festival de rayas. Un desfile de formas, colores y distintos piques para un mismo resultado chato, pesado y cansador. Me llevé la más grande para hacer sendas albóndigas. Los demás tertulianos ostentaban las mismas piezas, aunque Rubén Albano capturó una pescadilla y una brótola. Por su parte, Germán Larrumbide obtuvo un bagre interesante. 


  
 Alcanzamos a ver en una de esas varas naranjas del principio del relato, un pique descomunal que se erigía para hacerla estallar en mil pedazos. Mi grito de “aflojale”, “aflojale” y el intento desesperado del flaco por aflojar la estrella llegaron a destiempo: la bestia en cuestión cortó la brazolada, llevó su botín y nuestros deseos de saber.

Conforme fue transcurriendo la noche, pude capturar una brótola y seguí llenando el muestrario de rayas. Santiago y su padre también sacaron muchas, de las cuales llevaron se llevaron la más grande.
Con mediomundo, en una porción central (la canaleta) del puente intermorros, salió bastante camarón y algunos poquísimos cornalitos se filtraron en las tramas. 


La buena acción de la noche vino por mi parte, tirando al agua un cangrejo olvidado por los camaroneros en el encarnador. 


Párrafo aparte el atentado que sufrí por parte de “Gatuzo”, uno de los dos gatos del muelle, quien en un descuido mío, me robó las 7 anchoítas y los cortecitos de pechuga más fresca.
A las 23:30, hora de la partida, quedaron en el muelle pescando Germán, Gastón, Rubén, Guillermo, el Negro Luis, Edgardo, Santiago y Lito. Yo me retiré pensando en las albóndigas de raya… 


2 comentarios:

  1. BUENISIMO EL RELATO Y MEJORES LAS FOTOS!!!...ALREDEDOR DEL 15 DE NOVIEMBRE VOY A IR A PESCAR AL MUELLE....ESPERO SE PONGA BUENO, SALUDOS!

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